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Frontera 3 ATM y El Cenote Sagrado en la Búsqueda de lo Desconocido

En las profundidades del enigmático Cenote Sagrado de Chichén Itzá en la década de los 20s, se oculta un mundo de misterios y tesoros perdidos. Durante décadas grandes exploraciones y descubrimientos se hicieron con valientes buzos aventureros que se sumergieron en sus aguas sagradas en busca de lo desconocido.

 

Equipados con herramientas rudimentarias y una valentía a prueba de balas, se sumergían en las profundidades del cenote sagrado de Chichen Itza, estos pioneros se enfrentaron a las limitaciones de la tecnología de su tiempo, era una época donde los relojes a duras penas aguantaban las 3 atmosferas (3 ATM) de resistencia al agua., marcando así una FRONTERA entre lo conocido y lo desconocido. Para combatir el desquiciante frio al salir de las aguas después de estar sumergidos y los molestos mosquitos, tomaron como tradición Tomar Café muy caliente y cargado, además llevaban consigo a un fiel compañero: el tabaco. El humo, además de ser un consuelo al librar las profundidades, se creía que alejaba a las serpientes de la selva y moscos.

 

Un Homenaje en Cada Detalle

Nuestro reloj "3 ATM" es un tributo a estos pioneros. Cada detalle, desde su diseño hasta los materiales utilizados, evoca la esencia de aquella época. La esfera, de un cálido color café tabaco, nos transporta a las tardes soleadas en la selva, mientras los exploradores descansaban a la orilla del cenote, disfrutando de un café con su cigarrillo, por eso el tono de la esfera es Café Tabaco con índices Rojos.

 

Es importante destacar que en este lapso de la historia se uso el cuartel de dragones de Mérida Yucatán como bodega para almacenar los tesoros y elementos arquitectónicos descubiertos en el cenote sagrado de Chichen Itzá, de donde salía para ser enviado por tren a puerto progreso y Estados unidos, lamentablemente mucho de este tesoro consistente en piezas de oro, jade, hueso y objetos de barro y madera se perdieron por pésimas administraciones de la aduana y administración política de México y porque igual museos de Estados unidos compraban estas piezas de contrabando a los arqueólogos que las descubrían. Decidimos hacer este reloj como memoria al espíritu pionero de aventura del ser humano que a pesar de los limites tecnológicos, es capaz de hacer grandes empresas épicas y riesgosas como descender a 70 pies en una oscuridad total, con el afán de ir por el descubrimiento más grande de arqueología subacuática.

 

El Nacimiento de una Leyenda

Inspirado en esta audacia y en el espíritu pionero de aquellos exploradores de varias naciones, nace la colección de relojes "Frontera 3 ATM". Un tributo a aquellos que desafiaron los límites de lo posible, sumergiéndose en las profundidades del cenote y expandiéndose a los horizontes de la exploración.

 

Cada pulso de este reloj cuenta la historia de una aventura, de un desafío y de un límite. Al llevarlo en tu muñeca, te conviertes en parte de esta rica historia, en un heredero de la tradición de los exploradores, podrás afrontar tus desafíos, pero teniendo en cuenta el límite de los 3 ATM, te atreves a desafiar tu sed de aventura como lo lograron estos buzos en los anales de la exploración maya.

 

Características del Reloj "Frontera 3 ATM":

* Diseño retro: Inspirado en los tonos de color de las escafandras de bronce y cobre, correas de cuero con el diseño grabado del mapa antiguo mapa de los exploradores del cenote sagrado de los años 20, con un toque de correa nato.

 

* Diseño de edición limitada: hecho solo para 5 unidades.

 

* Resistencia al agua 3 ATM: Perfecto para actividades al aire libre y salpicaduras para recrear los mismo limites que estos aventureros tuvieron.

 

* Materiales de alta calidad: Caja base metal, con tapa de acero inoxidable grabada a mano con sal de la antigua asi como ancestral salinera maya de Xcambo, y cristal mineral reciclable para una mayor durabilidad.

 

* Mecanismo preciso: Garantiza una lectura exacta del tiempo en cada momento con una duración de la pila por 4 años gracias a su movimiento de cuarzo de máxima precisión y duración el 2035 S.

¿Por qué elegir el "Frontera 3 ATM"?

 

Porque al adquirir este reloj, no solo estás adquiriendo un accesorio de moda, sino que te estás uniendo a una comunidad de aventureros y exploradores. Porque te estás llevando contigo un pedazo de historia y un símbolo de superación del espíritu humano a los mismo limites tecnológicos.

 

¡Descubre tu propia frontera con el reloj "Frontera 3 ATM"!

#Explorador, #Vintage, #CenoteSagrado  #3ATM

"El tiempo se detiene, la aventura continúa."

 

Reloj Frontera 3 ATM rojo y negro

$999.00Precio
  • Crónica de la intervención de un cenote

    En 1926 la Secretaría de Educación Pública tuvo noticias de un libro publicado ese mismo año en los Estados Unidos: La Ciudad del Pozo Sagrado, de Theodore A. Willard, en el que se narra la exploración del Cenote Sagrado de Chichén Itzá, realizada por Edward H. Thompson.

    El relato de Willard es una crónica del género de viajeros y exploradores; presenta una extensa descripción natural del cenote, datos culturales del pueblo maya, aspectos de la personalidad de Thompson y de los obstáculos que enfrentaron para desenterrar del fondo piezas que llevaban siglos ahí.

    La narración encuentra su clímax cuando, tras muchas dificultades, la tosca draga de hierro que utilizaron para explorar el fondo del cenote comenzó a extraer objetos del antiguo pueblo de los itzaes; primero unas bolas de incienso de copal, después machetes de madera, una lanzadera más tarde; y así, paulatinamente, hasta que aparecieron piezas ornamentales, antiguas sandalias, campanas de cobre, numerosas figuras de jade, pedazos de cerámica, joyas, anillos y medallones de oro y esqueletos humanos, restos arqueológicos a los que el propio Thompson atribuyó un “valor estimativo incalculable”.

    Willard destacó el papel de Thompson en su calidad de primer arqueólogo del Cenote Sagrado. Al conocer este relato, la Secretaría de Educación Pública inició una denuncia ante la Procuraduría General de la República por el “delito de robo de objetos arqueológicos”, presentando varios capítulos del libro de Willard como pruebas.

    Un grupo de coleccionistas asentados en Boston, Massachusetts, apoyaron a Edward Thompson para obtener su nombramiento como cónsul en 1885, al considerarlo un investigador experimentado en la península de Yucatán. Thompson discutió sus planes para dragar el Cenote Sagrado desde 1895 con el académico William Holmes, quien estaba de visita en Chichén Itzá. Sin embargo, fue hasta 1904 cuando finalmente puso manos a la obra gracias al apoyo de sus patrocinadores bostonianos, quienes le facilitaron dinero y un artefacto especial para alcanzar el fondo del cenote: una pesada draga que fue transportada desde Estados Unidos. La máquina fue operada sin los cuidados necesarios, dañando las frágiles piezas que llevaban siglos bajo el agua.

    Cuando el dragado del cenote dejó de ser eficaz para extraer piezas del fondo, un equipo de buzos griegos se sumergió con Thompson. Sacaron a la superficie miles de objetos de gran importancia para la arqueología, y de alto valor monetario. En su libro, Willard consideraba que eran ofrendas de cosas destruidas a propósito, es decir, objetos que eran “matados” antes de ser arrojados al agua; esta idea que coincide con la noción del Xibalbá de algunos pueblos mayas, que asocia los sitios subterráneos y húmedos a la putrefacción y la fertilidad. Algunas de las piezas extraídas del cenote fueron fabricadas en lugares tan lejanos como la actual Colombia.

    La draga utilizada fue un artefacto de fierro sólido, formado por secciones que se cerraban en forma de garra semicircular para extraer material del fondo del cenote y subirlo hasta la superficie por medio de una grúa que se instaló en la orilla del pozo.

    Entre los objetos de oro se hallan dos hermosas tiaras representando dos serpientes emplumadas entrelazadas y fabricadas parte en repujado y parte en filigrana. Igualmente se hallan ciertas figuras emblemáticas, ranas danzantes y monos y algunos otros curiosos objetos en forma de broches, de una a tres pulgadas de alto y muy gruesas […] también encontré láminas de oro tan puras como las de la actualidad.

    Con apoyo de distintas personas y grupos, Thompson envió fuera del país decenas de miles de piezas arqueológicas de origen maya, la mayoría pasaron por el puerto de Progreso, para ser trasladadas por barco. El expediente de la Causa Penal 11/1926 menciona objetos prehispánicos que pasaban la aduana escondidos en cajas de frutas, así como algunos convertidos en lingotes de oro, ya que previamente Thompson los entregó a algún platero local para fundirlos.

    Existían además varias denuncias del arqueólogo y fotógrafo austriaco Teobert Maler, llegado a México durante el imperio de Maximiliano. Fue él quien desde 1909 alertó a las autoridades de que Thompson estaba “dragando desesperadamente el cenote”, afectando las numerosas piezas extraídas. Ya en una ocasión anterior, Maler avisó que el Trono del Jaguarg Rojo, ubicado en la pirámide de Kukulcán, había sido empaquetado y escondido por Thompson para llevarlo al extranjero, gracias a lo cual fue recuperado.

    En abril de 1923 la periodista Alma Reed, corresponsal en Yucatán del periódico The New York Times, publicó una nota sobre los trabajos de exploración del Cenote Sagrado, con información que le dio directamente el propio Thompson.

    Casi desde el comienzo el dragado arrojó resultados. Cantidad de huesos humanos –casi todos de las jovencitas– salieron a la superficie para respaldar la teoría del sacrificio. Gradualmente empezaron a salir bellos objetos en la montaña de tierra. El surtido incluía jade, oro, cobre, ébano, bolas de copal, armas adornadas con mosaicos de turquesa y hasta fragmentos de textiles con tejidos desconocidos hasta entonces.

    Un proceso legal truncado

    Edward Thompson tenía tres años viviendo en Estados Unidos cuando, en 1926, la Procuraduría General de la República inició la investigación para llevarlo a juicio. El caso penal inició en el Juzgado Primero de Distrito de Yucatán, donde el juez formó un expediente que eventualmente llegó hasta la Suprema Corte. La Procuraduría señaló que cuando Thompson extrajo las piezas ya existían leyes que protegían la propiedad de la Nación sobre los monumentos prehispánicos, emitidas en los años 1896, 1897 y 1902. Incluso se señaló que la protección de las zonas arqueológicas provenía de una disposición del rey Felipe II de1575. Además, las leyes prohibían la exportación de antigüedades mexicanas desde 1827.

    Como pruebas se incluyeron: algunos capítulos del libro de Theodore A. Willard, mecanografiados en español; una lista de objetos extraídos del Cenote Sagrado, con su respectivo avalúo; una denuncia hecha por Teobert Maler en 1909, ante la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, encabezada por Justo Sierra; y un permiso que le fue negado a Thompson para explorar el cenote en 1911, cuando ya no tenía su cargo diplomático.

    El proceso se prolongó durante casi una década, en la que Thompson escribió sus memorias, publicadas en Cambridge bajo el título: El pueblo de la serpiente. Vida y aventura entre los Mayas.

    […] La idea de ese sombrío pozo de agua y los maravillosos objetos que yacían ocultos en sus profundidades se convirtió en una obsesión para mí. Luego, muchos años después, por lo que me pareció casi una interposición de la Providencia, me convertí en el único propietario de la gran plantación de Chichén, dentro de cuyos límites se encontraban la ciudad del pozo sagrado y el pozo sagrado mismo

    Las autoridades mexicanas solicitaron la colaboración de los museos extranjeros para identificar las piezas arqueológicas que les envió Thompson. También se recabaron testimonios y se inspeccionó el sitio de Chichén Itzá. El proceso penal se interrumpió de manera inesperada, sin llegar a la etapa de juicio, al recibirse la noticia de la muerte del excónsul en mayo de 1935, en su natal Massachusetts.

    Muchas de las piezas arqueológicas extraídas por Thompson terminaron en las colecciones de algunos museos como el Museo Field de Chicago y el Museo Peabody de la Universidad de Harvard. Otras piezas del Cenote Sagrado fueron devueltas a México en 1976, pero fueron robadas, junto con otras, del Museo Nacional de Antropología, en la nochebuena de 1985. Cuatro años más tarde se recuperaron.

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